El Banco Central de la República Argentina (BCRA) habilitó que las entidades financieras acepten dólares sucios, escritos, con bordes rotos, gastados y manchados. Además, los ahorristas podrán depositar los llamados «cara chica» en sus cuentas bancarias. De esta forma se incentiva a que los ciudadanos blanqueen sus ahorros.
La disposición fue publicada la semana pasada con la Comunicación A8079 del BCRA.
Los billetes de dólares viejos o deteriorados se enviarán a la Reserva Federal en Estados Unidos. De esta forma se cambiarán los mismos por nuevos.
De acuerdo a la Reserva Federal en Estados Unidos, los papeles monedas emitidos con posterioridad a 1914 mantienen su curso legal sin importar su estado de conservación. Para que sean válidos debe mantenerse más de la mitad del billete.
Hasta el momento, los bancos argentinos no aceptan los famosos dólares con cara chica ni los dañados. Por ello, los ahorristas debían cambiarlos en una casa de cambio a un costo menor para poder depositarlos en sus cajas de ahorro.
De ahora en más, todos los bancos podrán aceptar estos dólares para luego canjearlos por nuevos hasta fin de año. Esta operatoria no les generará ningún costo dado que se hará mediante un servicio del BCRA.
Esta medida se complementa con la primera etapa del blanqueo de capitales. Mediante la misma, los ahorristas pueden sincerar hasta 100.000 dólares sin costo hasta el 30 de septiembre.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) estima que hay 270.000 millones de dólares bajo el colchón. Es decir que están en cajas de seguridad o escondidos en los hogares.
Dólares que podrán ser rechazados
Los bancos podrán rechazar los dólares que tengan la mitad o menos de la mitad del billete. Tampoco se admitirán los que estén en estado cuestionable. Es decir, que fueron quemados o dañados con líquidos de modo tal que no pueda comprenderse su integridad.
Es importante aclarar que los bancos no están obligados a aceptar los billetes deteriorados. No obstante, el Gobierno confía que gran parte de ellos lo harán.
