El Papa Francisco comienza mañana su primera gira Internacional que durará una semana y su primer viaje a Latinoamérica, encabezará las Jornadas de la Juventud en Brasil. Se esperan concentraciones de dos millones de personas y ya unos 40 mil argentinos de distintas provincias, especialmente jóvenes viajan para tratar de hablar con el Sumo Pontífice. Este es su primer viaje fuera de Italia y será el tercer Papa que visite Brasil, Juan Pablo II lo hizo en cuatro ocasiones y Benedicto en una.
El Papa argentino Francisco llega mañana a Brasil para encabezar las Jornadas de la Juventud, además tiene como misión afrontar el reto de revitalizar un catolicismo que últimamente viene en bajada en la región, sobre todo en Brasil, el país con más número de católicos del mundo, que viene perdiendo fieles a expensas de los grupos evangélicos y el descreimiento.
Su figura sencilla, austera y con gran compromiso social con los pobres lo ayudan y a despertado gran entusiasmo en la gente.
Por otra parte, encuentra a Brasil con muchas protestas populares por la deuda social, los gastos dispendiosos por el Mundial 2014, los Juegos Olímpicos de 2016, y las denuncias por la extendida corrupción en el gigante sudamericano, le dieron a la gira un contexto político que difícilmente el Papa pueda ignorar, sin excluir la posibilidad de que los manifestantes quieran aprovechar su visita para amplificar ante el mundo sus reclamos.
Brasil se vio obligado a disponer de un colosal operativo de seguridad ya que seguramente a la presencia del Papa Francisco hay que sumarle la posible presencia de varios mandatarios de la región, entre ellos la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner.
La Jornada Mundial de la Juventud, se trata de un mega encuentro católico con celebraciones religiosas y expresiones artísticas que se realiza cada tres años en alguna ciudad de los cinco continentes y esta vez es el turno de Rio de Janeiro, donde estaba previsto que las encabezará Benedicto XVI, pero tras su renuncia en febrero serán presididas por Francisco.
Estas circunstancias determinaron que el primer viaje del Papa Francisco sea, precisamente, a América Latina, el subcontinente donde habita el 42 % de los católicos del mundo con una acendrada religiosidad popular, pero erosionada por el avance evangélico. Donde, Brasil es un caso emblemático: décadas atrás una enorme mayoría, de los católicos cayeron en 2010, según el censo de ese año, a 64 %, unos 123 millones, mientras que los evangélicos, de ser una pequeña minoría, pasaron al 22% unos 42 millones, algo que continua en crecimiento de 61 desde el año 2000. Además, con una gran presencia en el parlamento: 77 legisladores son de esa creencia sobre el total de 513.
El Papa Francisco permanecerá en Brasil una semana, y la mayor parte en Río de Janeiro y allí con todo su entusiasmo y simpleza tratara de acapara al catolicismo de la región. Visitará una favela pacificada, que fue saneada del narcotráfico; un hospital donde se recuperan jóvenes de las adicciones; santuario de la Virgen de Aparecida, patrona de los brasileños; presidirá un pintoresco Vía Crucis en Copacabana y, sobre todo, hacia el final de su viaje, la Vigilia y la gran misa de la Jornada Mundial de la Juventud, en un enorme predio en las afueras de Río, ocasiones en las que se espera que se congreguen unos dos millones de personas.
El Papa Francisco rechaza el papamóvil con vidrios blindados ya que no quiere renunciar al contacto directo con la gente. En su lugar prefiere un jeep abierto con el que suele pasear en la Plaza San Pedro. Un cura brasilero dijo que espera que la gran cantidad de jóvenes llegados de todo el mundo sean su mejor custodia.
Brasil tuvo que intensificar las medidas de seguridad y unos 30 mil efectivos de las Fuerzas Armadas y de seguridad, con barcos de guerra, aviones de combates y helicópteros fueron convocados y tendrán la ardua tarea de custodiar al Papa y de que todo se desarrolle con normalidad.
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