Huellas de Esperanza es un programa de reinserción social que busca la capacitación a través de en un oficio para facilitar la reinserción en la sociedad. De la mano del mismo, internos del Servicio Penitenciario Federal efectúan el entrenamiento de perros que son entregados a personas que sufren de una discapacidad motriz, visual o auditiva.
El Programa Huellas de Esperanza está basado en la experiencia de Dog Prision Program, el cual fue creado por la hermana Pauline Quinn. Para su implementación en la República Argentina se ha tomado como ejemplo los muy buenos resultados que ha obtenido en Estados Unidos y varios países de Europa.
A lo largo de dos años, previa inscripción a Huellas de Esperanza, los presos entrenan perros que luego son entregados a discapacitados, quienes los utilizan como una gran ayuda en su vida cotidiana.
De la mano del programa se reduce la violencia y se mejora la conducta de los reclusos, quienes reciben una capacitación que les será de gran utilidad cuando recuperen su libertad para conseguir un trabajo.
Argentina es el único país latinoamericano que ha adoptado esta modalidad de entrenamiento.
Los cursos son brindados en el Instituto Abierto de Pre egreso “Nuestra Señora del Valle”, Unidad 33, y en el Centro Federal de Detención de Mujeres, Unidad 31, de Ezeiza.
Los canes son adiestrados como «perros de servicio» para personas con discapacidades motrices, «perros señal» para personas con discapacidad auditiva y «perros guía para no videntes. Los mismos se entregan gratis, previamente castrados y chipeados para su reconocimiento en caso de extravío.
La capacitación es brindada por agentes penitenciarios que se formaron como adiestradores profesionales en la Universidad de Buenos Aires (UBA). El equipo multidiciplinario también es integrado por veterinarios, médicos clínicos, asistentes sociales y psicólogos.
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