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Suba de los salarios

Es muy probable que las negociaciones salariales este año comiencen con la rama metalúrgica y no con la de los camioneros como el año pasado, abre interrogantes en sector privado. Los aumentos comenzarán a discutirse en el mes de marzo, deberán tener como referencia el índice de inflación del año 2006, que fue según el INDEC de 9.8%. Los empresarios quieren evitar que en el inicio de la discusión por los sueldos se ponga en juego el posicionamiento de los líderes gremiales, después del escándalo de la quinta de San Vicente que golpeó a Moyano. En el sector privado temen que el piso a partir del cual se arranque la discusión esté en torno al 20%. En ese escenario, argumentan, […]

Es muy probable que las negociaciones salariales este año comiencen con la rama metalúrgica y no con la de los camioneros como el año pasado, abre interrogantes en sector privado. Los aumentos comenzarán a discutirse en el mes de marzo, deberán tener como referencia el índice de inflación del año 2006, que fue según el INDEC de 9.8%.

Los empresarios quieren evitar que en el inicio de la discusión por los sueldos se ponga en juego el posicionamiento de los líderes gremiales, después del escándalo de la quinta de San Vicente que golpeó a Moyano. En el sector privado temen que el piso a partir del cual se arranque la discusión esté en torno al 20%. En ese escenario, argumentan, comenzarían a crujir los actuales acuerdos de precios.
Además sostienen que las  industrias que producen bienes cercanos al consumo tendrían menor margen para sostener subas salariales superiores a la inflación. No sólo porque están atados a los acuerdos de precios sino también por las consecuencias que dicen tener con la competencia desleal de quienes contratan en negro en esos mismos sectores. Por lo cual  le piden al Gobierno que sobre la mesa de discusión salarial ponga al empleo en negro como un nuevo elemento.
A su vez los gremios están  pensando en negociar los futuros aumentos desconociendo la medición oficial de la inflación. Sería una posición que dispararía una zona de riesgo si, como se espera, los acuerdos salariales se concreten entre marzo y abril, justo en el mismo momento en que el INDEC procese el rumbo que tendrá la inflación en el primer trimestre. Por si fuera poca la tensión, algunos dirigentes sindicales pujarían por un modelo de discusión salarial en dos etapas. Es decir, un primer acuerdo hasta junio y otro que se daría en el segundo semestre, en el momento que se prevé presiones sociales por la cercanía de los comicios de octubre.

Desde el Gobierno, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, ya dijo que este año no habrá valor oficial de referencia de suba salarial. Sin embargo, la ministra de Economía, Felisa Miceli, considera que el sector privado tiene margen para garantizar aumentos de al menos 3 puntos por encima de la inflación del año pasado.
Guillermo Moreno, secretario de Comercio,  intenta ser un protagonista más en este partido. Fiel a su estilo, este funcionario tendría su propia receta para la negociación salarial.
El funcionario le pediría adicionales a los sectores privados en materia salarial. Es que el funcionario que conduce Comercio, encarnaría la posición oficial que cree que la discusión por la suba de sueldos tiene dos ingredientes. Por un lado, el aumento en sí mismo, de fuerte impacto mediático. Por otro, los premios, pagos por única vez o aportes solidarios a las obras sociales en crisis que los sectores privados con mayores ganancias podrían negociar en paralelo a una suba salarial generalizada.

Otro tema que estará en discusión es el Impuesto a las Ganancias, en este punto, por ahora se analiza un menú tripartito.
• Se discute una suba en el piso a partir del cual se tributa Ganancias.
• La posibilidad de eliminar la denominada «tablita” (creada por José Luís Machinea, ex ministro de Fernando de la Rúa), es decir las categorías que ideó para que cuanto más alto sea el salario, mayor sea la carga tributaria. Es una alternativa que se propuso el año pasado desde parte de Economía, pero que Kirchner bochó.
• Una ley que como en el caso de los petroleros no grave con Ganancias los extras que los trabajadores logren más allá de la suba en el sueldo. Sería una estrategia como la que habla Moreno, secretario de Comercio, ya que  esos adicionales impactarían sólo en los bolsillos de los asalariados y los gremios podrían capitalizarlos como réditos políticos propios. En cambio, los empresarios no tendrían manera de computarlos en sus balances como una suba en sus costos fijos a la hora de negociar acuerdos de precios.

 Clarín – 2007.

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