La gran firma automotriz presentó bancarrota con el fin de iniciar un riguroso programa de reestructuración que revierta las graves consecuencias que le provocó la crisis financiera, recurriendo al denominado «Capítulo 11» para afrontar sus deudas y someterse a un plan de reestructuración para sobrevivir a la crisis.
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, cederá la mayoría de sus prestamos para financiar la «nueva» GM adquirirá básicamente todo los activos de la «vieja» GM necesarios para implementar su plan de negocios. El Tesoro norteamericano proveerá unos 30.100 millones de dólares para apoyar a GM a través de un proceso expedito de bancarrota.
La administración de Obama recibirá unos 8.800 millones de dólares en deuda y acciones preferenciales en la nueva GM y cerca de un 60% de la participación en la compañía reorganizada.
Los gobiernos de Canadá y la provincia de Ontario prestarán 9.500 millones de dólares a GM y la nueva GM, recibiendo 1.700 millones de dólares en deuda y acciones preferenciales y cerca de un 12 % de la participación en la nueva automotriz. El Gobierno canadiense tendrá el derecho a seleccionar un director inicial.
En relación a las operaciones de la compañía en la Argentina, General Motors emitió un comunicado en el que asegura que la actividad de la firma no sufrirá ninguna modificación y continua manteniendo sus planes
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