El plenario de comisiones del Senado que analiza el proyecto de Comunicación Audiovisual, la muy polémica Ley de Medios K, terminó después de cuatro horas de discusión entre Gabriel Mariotto, titular del Comfer, y legisladores de la oposición. Al hablar ante el plenario de comisiones, Mariotto explicó que un año sería un plazo adecuado para implementar la nueva ley, ejemplo que «fue tomado de experiencias internacionales».
Ante una consulta de la senadora Sonia Escudero del PJ disidente, Mariotto respondió que: «Un año es suficiente para adecuarse. El monoplio atenta contra la libertad de expresión».
Y ante las primeras preguntas de los legisladores, resaltó que: «Las empresas que tengan una posición dominante y se tengan que adecuar a la orden de la ley tendrán el plazo de un año para ajustarse, eso lo tomamos de experiencias en otros países».
Al respecto, dijo que la norma contribuirá a que las empresas «entreguen sus papeles a tiempo», ya que admitió que muchas compañías «elevan sus documentos cuando ya están en funcionamiento».
Afirmando que: «En muchos de esos casos no hubieran estado autorizadas para ser licenciatarias y no sólo con esta nueva ley, sino con la actual».
Mariotto estimó que el proyecto de ley no debe contener normas vinculadas con la distribución de la pauta publicitaria oficial, sino que ese punto requeriría de «otra ley».
Para Mariotto, «mezclar o considerar en esta ley» el tema de la pauta oficial publicitaria «sería mezclar objetos que no están considerados» en el proyecto que ahora se analiza en el Senado, por cuanto éste está exclusivamente referido a medios audiovisuales y no a los medios gráficos.
Los cuestionamientos de la oposición
Gerardo Morales, senador por la provincia de Jujuy fue el que mayor cuestionamiento realizo.
Planteando la posibilidad de elegir a los miembros de la autoridad de aplicación a través de un mecanismo similar al que rige hoy para elegir a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, y contar con los dos tercios de aprobación de la Cámara.
Morales hizo hincapié en los artículos 113 y 161, a los que consideró: «una copia de los de la ley de la dictadura». Según el senador radical, «desprenderse de las licencias en un año a partir de la sanción de la ley es un esquema confiscatorio».
Juan Carlos Marino, senador radical planteó la posibilidad de que el proyecto de ley de servicios audiovisuales contemple la prohibición de que los contratistas del Estado accedan a la titularidad de medios.
Cerca de las 10 horas comenzó el plenario de las cuatro comisiones que tratan el proyecto oficial de radiodifusión con una exposición de Mariotto. Acto seguido, el titular del Comfer comenzó a responder preguntas.
También estuvo presente Tristán Bauer, presidente del Sistema de Nacional de Medios Públicos. Después de casi cuatro horas de debate, el plenario pasó a un cuarto intermedio.
La sesión se lleva a cabo en el Salón Azul de la Cámara alta, con los miembros de las cuatro comisiones que analizan la iniciativa, que cuenta con media sanción de Diputados.
El miércoles se llegó a un acuerdo unánime entre los titulares de bloques para que sean cuatro y no dos, como quería el oficialismo en un primer momento, las comisiones que analicen el proyecto de Ley de Medios Audiovisuales.
Jugada del gobierno
Con la finalidad de asegurarse la firma del dictamen del proyecto de Ley de Medios, las autoridades del bloque oficialista en el Senado reemplazaron de la comisión de Industria y Comercio a dos senadores con licencia por enfermedad por otros dos fieles devotos.
La estrategia del kirchnerismo es avanzar paso a paso, por lo que su preocupación inicial es obtener el dictamen del plenario de comisiones, el cual debe tener mayoría en los cuatro cuerpos, instancia clave antes de enviar la iniciativa al recinto.
Para garantizarse el máximo de firmas para el dictamen, el bloque oficialista reemplazó a la senadora por Misiones Elida Vigo -con licencia por enfermedad-por el santacruceño Nicolás Fernández, en Industria y Comercio.
A la vez, el presidente provisional del Senado, José Pampuro, designó para ese mismo cuerpo al entrerriano Pedro Guastavino en lugar del cordobés Roberto Urquía, que también está con licencia.
Esa movida despertó polémica en la primera jornada del plenario, que se extendió por 9 horas, y los senadores Gerardo Morales y Adolfo Rodríguez Saá se quejaron porque el kirchnerismo «cambió las reglas de juego».
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Ley de “fines” . . ?
p. Roberto F. Bertossi
Los medios de comunicación se están convirtiendo en fines. En lugar de reflejar la realidad, también la construyen e instituyen. Así entonces se vuelven imprescindibles como plasma y nervios del tejido social que queremos entretejer y retemplar.
¿Cómo no defender su libertad sin envalentonar a sus verdugos ? Por estos días, por estas horas, vendría verbeneando en nuestro país la acechanza de eventuales `mordazas´ para callar, limitar, condicionar y/o cohibir la libre expresión democrática de todos los canales de televisión, radios, diarios y periódicos argentinos.
Si bien nadie ignora los negociados, los abusos, la procacidad y lo pernicioso de muchos integrantes del `cuarto poder´ que no se corresponden con el interés y bienestar general sino con militante fidelidad a sus pautas publicitarias; si bien nadie olvida cómo muchos de ellos privatizaron a precio vil medios tradicionales, abusando, expandiendo y usufructuando su libertad y poder de empresa, mal nos pese todo eso, mucho contenido, toda la metodología y una extraña como exasperante urgencia impresas al actual proyecto legislativo para una supuesta nueva ley de medios, son tan inadmisibles como reprochables desde todo punto de vista.
La República Argentina no puede ser contagiada ni alcanzada por las embestidas autoritarias y antirrepublicanas como por caso, la metodología comunicativa venezolana . Nada debe ser proclive a más ignorancia popular puesto que el pueblo no tiene como saber de que se trata sino únicamente por los medios de comunicación regulares.
`Toda limitación o mutilación a la libertad de expresión -como genuina exteriorización de la libertad de pensamiento-expresión-, lo será a nuestra propia, cara y `renga´ democracia´.
Los argentinos no hubiéramos podido conocer Vg., escándalos presidenciales, inflación, índices reales de hambre, violencia y desocupación; corrupciones, nepotismos e impunidades gubernamentales (INDEC, PAMI, ONCCA; otorgamiento arbitrario y discrecional de publicidad oficial del gobierno nacional, etc.s.); sino gracias a la valiente y profesional defensa de la más amplia libertad de expresión, valentía que superó todo tipo de discriminaciones, presiones y constricciones publicitarias.
Por eso mismo necesitamos una legislación consensuada y cabal en materia de medios de comunicación, que nos asegure la prestación del servicio universal de información pública, que garantice las comunicaciones de todos con todos, que salvaguarde los intereses superiores de la patria y del federalismo garantizando también la entrada de nuevos competidores al mercado (Vg. producciones locales, regionales, medios cooperativos -larga y sobradamente merecido- con incentivos proactivos, técnicos, publicitarios, profesionales y financieros); neutralizando contundentemente `operadores dominantes-monopólicos´, resguardando el derecho del resto de los medios, asegurando veracidad, riqueza y virtualidad formativa –no solo informativa- de la comunicación a cada radioescucha o televidente disuadiendo y evitando `empachos auditivos y visuales´ para que todo éter, fibra óptica y/o aster´s en franca convergencia, contribuyan a rescatar y revalorizar el bien común con el mayor esclarecimiento posible de todos los habitantes respecto de “la cosa publica” que, al fin y al cabo, de eso se trata.
Ante excusas y eufemismos esgrimidos por los impulsores del proyecto del gobierno, nuestro Congreso Nacional puede incluir en el Código Penal todos los delitos (aún no tipificados ni punidos) cometidos por medio de la prensa en sus más variadas formas de comunicación, oral, escrita, por signos o símbolos, por radio, televisión, etc. ya que, incriminar conductas que se llevan a cabo mediante la prensa (partiendo de toda publicidad engañosa, etc.) no es restringir la libertad de expresión ni mucho menos puesto que, ninguna libertad merece quedar jurídicamente protegida cuando, invocando su ejercicio, se incurre en la comisión de un delito y por ende, tampoco debe ni puede quedar en tal situación la libertad de prensa.
Preconclusiva, consecuente y concomitantemente, todo nuevo y viejo medio de comunicación debería incrementar su colaboración con la tutela de valores sociales en juego: información adecuada y veraz, libertad de elección, ética y moral públicas, prevención y protección de la salud, seguridad e intereses económicos, trato digno y paz social.
Finalmente y cuando este jueves próximo, comience a transitar por el Senado del Congreso Argentino el proyecto de Ley sobre Regulación de los Servicios de Comunicación Audiovisual, serán convocados y deberán comparecer animados por gran coraje cívico-político, voces, reflexiones, experiencias, perspectivas y prospectivas en actitudes y determinaciones que serán mucho pero mucho más que poner fin a la legislación impuesta en 1980 por el dictador Jorge Rafael Videla (con demasiados retoques `democráticos´).
En efecto, la inmensa oportunidad de un logro comunicativo consensuado y compartido desde el lenguaje, el audio y la imagen mediante un `feedback edificante´ para influenciar, apuntalar y alentar un orden social más justo, sano y equitativo (no sólo más clientes y nuevos productos) desde esta lógica nueva de la solidaridad, de la reciprocidad positiva animando e iluminando cada actividad humana, lucen como una enorme posibilidad que podría pasar por delante de nuestras narices quedando todos nosotros ajenos e incapaces de aprovecharla porque no quisimos o no supimos registrarla, debatirla, modificarla, legislarla y despacharla sin apremios, neutral, sabia y criteriosamente, sin egoísmos ni intereses sectoriales, con sentido común fecundando su mejor provecho para promover `consumos responsables´ como también nuevos y atractivos ámbitos de participación ciudadana autónoma, independiente y responsable que nos reposicione y empodere para afrontar con el modo y carácter mejor, todos los desafíos humanos, éticos y ecológicos del mundo actual porque, no se olvide, “ todos estamos en la misma barca”